Acustik Noticias
Maryland, Estados Unidos. 5 de enero de 2019.- Un Juez Federal de los Estados Unidos reveló que el el grupo farmacéutico Bristol-Myers Squibb, la Universidad Johns Hopkins y la Fundación Rockefeller deben hacer frente a una demanda por la experimentación médica realizada en Guatemala durante 1940 sin el consentimiento de los afectados.
El juez de distrito, Theodore Chuang decidió rechazar los argumentos de una reciente decisión de la Corte Suprema, la cual protege a empresas extranjeras de juicios en territorio estadounidense por abusos a los derechos humanos cometidos fuera del país.
La demanda fue presentada en los tribunales estadounidenses por 774 guatemaltecos que iniciaron una acción civil con la afirmación de que los demandados los sometieron a ellos, o a sus familiares, a experimentos médicos en Guatemala sin su consentimiento entre 1940 y 1950.
Al respecto, Los demandantes afirman que las empresas demandadas, todas de origen norteamericano:
“Condujeron experimentos médicos en ellos o en miembros de su familia sin el conocimiento o el consentimiento de las víctimas y que por lo tanto cometieron crímenes contra la humanidad, en violación a normas consuetudinarias bien establecidas en el derecho internacional”.
Por su parte, la Corte dijo que existen ‘normas internacionales que prohíben los experimentos médicos no consentidos en sujetos humanos’. Así, el juez Theodore Chuang consideró que permitir que el caso siga adelante ‘promoverá la armonía’ al dar a demandantes extranjeros la posibilidad de recurrir a los tribunales en Estados Unidos.
De acuerdo con información de López-Dóriga, una serie de experimentos en humanos realizados por estadounidenses en Guatemala, que nunca fueron publicados, fueron revelados en 2010, cuando la doctora Susan Reverby descubrió documentación de dichos experimentos en los archivos del científico a cargo de los ensayos, John Cutler, quien falleció en 2003.
Esta documentación revelaba que Cutler y su equipo de investigadores reclutaron a soldados, enfermos mentales, prostitutas y presidiarios en Guatemala para realizar un estudio que pretendía establecer si la penicilina podía ser utilizada para evitar las enfermedades de transmisión sexual.
Para el desarrollo de la ‘investigación’, el equipo de investigadores infectó a trabajadoras sexuales guatemaltecas con gonorrea, sífilis o chancro, para luego alentarlas a tener sexo sin protección con soldados o presidiarios, quienes no fueron informados del propósito de la investigación ni advertidos de sus consecuencias potencialmente fatales. Acciones por las que se afectaron a miles de guatemaltecos.
Al respecto, el expresidente de Estados Unidos Barack Obama se disculpó personalmente en octubre de 2010 por los experimentos médicos revelados por la doctora Reverby. Por su parte, la secretaria de Estado, Hillary Clinton, calificó estas acciones como una prueba ‘falta de ética’ y ‘condenable’.
Cuando estalló el caso, el expresidente de Guatemala Alvaro Colom (2008-2012) calificó de ‘delito de lesa humanidad’ estos experimentos.
Con información de López-Dóriga, Swiss Info y Poder Civil.