Redacción Acustik Noticias
CDMX. 06 de diciembre de 2018.- La intoxicación por hongos silvestres es un fenómeno global con un alto potencial de morbilidad y mortalidad. En México, por ejemplo, entre 2005 y 2013 hubo, solamente en comunidades indígenas de Los Altos de Chiapas, 85 casos con un saldo de 31 decesos.
Aunque esta no es una de las principales causas de mortalidad en Chiapas, sí es un problema de salud que afecta una práctica cultural ancestral (la recolección de hongos silvestres para autoconsumo y venta) y repercute en la economía local.
“Ahora bien, la intoxicación por hongos silvestres no es nueva ni privativa de Chiapas. Ha ocurrido y sigue ocurriendo en comunidades de al menos otros siete estados del país: Tlaxcala, Puebla, Estado de México, Hidalgo, Oaxaca, Veracruz y Chihuahua”, señaló Felipe Ruan-Soto, quien cursa una estancia posdoctoral en el Centro de Investigaciones Multidisciplinarias sobre Chiapas y la Frontera Sur (CIMSUR).
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Algunos estudios indican que 15 por ciento de los envenenamientos por hongos silvestres es fatal. El síndrome faloidiano (dolor abdominal, vómito y diarrea, así como ictericia, sangrados y finalmente coma hepático) es el más común, sobre todo por el consumo de la especie Amanita phalloides.
“En ciertos momentos, el seguimiento mediático –más que epidemiológico– a casos de intoxicación por hongos silvestres ha llevado a autoridades sanitarias locales a imponer acciones prohibitivas e incluso punitivas. Así ocurrió en San Cristóbal de las Casas, Chiapas en 2005, cuando diversos medios (impresos y electrónicos) reportaron casos de envenenamiento y decesos por hongos silvestres”, dijo.
En esa ocasión, la Secretaría de Salud del estado prohibió la venta de hongos silvestres comestibles. En un principio, por el desconocimiento de su biología, también ordenó el decomiso de especies cultivadas como setas y champiñones.
“Posteriormente, la estrategia consistió en desmotivar su consumo. Entre 2007 y 2009 se advirtió, mediante perifoneo ambulante en calles y carteles en mercados, de los riesgos de comer hongos silvestres”, agregó el experto.
La vinculación entre la academia y la Secretaría de Salud del estado permitió cancelar esa política y, en su lugar, promover un consumo responsable de las especies silvestres y la enseñanza de buenas prácticas de recolección, porque no es posible enterrar una expresión cultural ancestral con acciones unilaterales.