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Washington, Estados Unidos. 15 de diciembre de 2018.- El pasado 14 de diciembre el gobierno del presidente Donald Trump se deslindó de la muerte de Jackeline Caal de siete años, originaria de Guatemala. En entrevista para Fox News, la secretaria de Seguridad Nacional, Kirstjen Nielsen, declaró que la muerte de Jackeline es un triste ejemplo de los peligros que representa el cruzar la frontera de manera ilegal.
Nielsen puntualizó que esta familia escogió cruzar ilegalmente, por lo que se seguirá investigando ‘la situación, pero como he dicho, hay que enfatizar lo peligrosa que es esta travesía, y los migrantes escogen venir aquí ilegalmente’. Además, señaló que el grupo de 163 migrantes con el que viajaba Jackeline estaba a 145 kilómetros del lugar donde podía ser procesado.
De acuerdo con información de Milenio, a través de un comunicado de prensa del Departamento de Seguridad Nacional (DHS, por sus siglas en inglés) de Estados Unidos aseguró que Jackeline no mostraba síntomas de enfermedad al ser detenida en Nuevo México y que tampoco hubo indicios de complicación médica alguna, si no hasta horas después de que ella y su padre quedaron bajo custodia de la Patrulla Fronteriza la tarde del pasado 6 de diciembre.
Asimismo, el DHS hizo énfasis en que se preguntó al padre de Jackeline, Nery Caal, si necesitaba algo y si su hija se encontraba bien; a lo que respondió que sí. Sin embargo, trascendió que el hombre tuvo que ser asistido por los representantes del consulado de Guatemala que lo ayudaron con un intérprete, ya que su lengua es el quekchí, después de que su hija falleció.
Por otro lado, en un comunicado, la oficina de aduanas señaló que Jackeline no había comido ni tomado agua en varios días. Su muerte genera dudas sobre si los agentes fronterizos sabían que estaba enferma o si se le alimentó o dio de beber durante las más de ocho horas que estuvo detenida.
La muerte de Jackeline generó conmoción en Estados Unidos, pues sucedió en un momento en que hay casi 15 mil menores extranjeros no acompañados a cargo del Departamento de Salud y Servicios Humanos. Según las estadísticas, estos niños pasan en promedio 60 días en esos centros.
De acuerdo con el DHS, cuando Jackeline llevaba ocho horas detenida comenzó a tener convulsiones. Fue examinada y presentaba fiebre de más de 40 grados, por lo que las autoridades la trasladaron en ambulancia aérea a un hospital en El Paso, Texas. Autoridades estadounidenses informaron que en el hospital se logró revivirla tras sufrir un paro respiratorio, pero no logró recuperarse y murió menos de 24 horas después.
Al respecto, el portavoz para medios latinos del Comité Nacional del Partido Demócrata indicó que desde que el gobierno de Trump comenzó con la política de tolerancia cero, han aumentado los tratos crueles hacia los migrantes, citando los casos de niños separados de sus padres colocados en jaulas y el uso de gas lacrimógeno. ‘Necesitamos que haya una investigación inmediata para asegurarnos que esto no va a volver a ocurrir’.
Para la Unión Estadunidense de Libertades Civiles (ACLU, por sus siglas en inglés), la muerte de Jackeline representa lo peor que puede pasar cuando se detiene a niños en condiciones inhumanas, por lo que hizo un llamado a que haya una investigación rigurosa.
Inmigrantes, abogados y activistas han presentado denuncias desde hace tiempo sobre las condiciones de las celdas de detención de la Patrulla Fronteriza.
Con información de La Jornada, Segundo a Segundo y La Saga.