Acustik Noticias
Ciudad de México. 11 de noviembre de 2018.- Si uno recorre con cierta atención las ciudades del país, se podrá encontrar con rastros de los videocentros: establecimientos donde se rentaban películas en formatos VHS y DVD; establecimientos fueron cerrando con la llegada de Blockbuster a México, empresa estadounidense que se declaró en bancarrota en 2014.
Un caso específico de la Ciudad de México es Reino Aventura, parque de diversiones que con la liberación del mercado fue sustituido por Six Flags y la parafernalia de Warner Bros. en 1999.
Un ejemplo más: la Compañía Nacional de Subsistencias Populares (Conasupo) que ofrecía productos de la canasta básica con precios subsidiados, nacida en 1961, desapareció en 1999 para dar paso a Diconsa que, si bien busca el mismo objetivo, tiene una cobertura reducida.
¿A dónde voy con esto? A hacer un poco de memoria y reflexión sobre cuántas empresas mexicanas desaparecieron o fueron absorbidas por manos extranjeras después de la firma del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (Tlcan) en 1994. Expertos y analistas en la materia las cuentan por cientos, pero en nuestro imaginario colectivo podrían contarse decenas de marcas mexicanas.
El Tlcan prometía modernización a México, pero dicha modernidad fue rapaz con el comercio mexicano permitiendo que muchas empresas –en su mayoría estadounidenses– entrarán a un mercado en apariencia deseoso de consumir sus productos, sin importar que algunos de ellos fueran más caros.
¿Quién recuerda los comercios ‘underground’ Burger Boy y Tomboy? Ambas perecieron con la llegada y dominio de McDonald’s y otras franquicias estadounidenses de comida rápida. ¿O quién aún añora los juguetes Ensueño? Empresa mexicana que dotó de divertimento a muchas generaciones…
De acuerdo con información de Animal Político, la pérdida de consumidores ante la competencia, la incapacidad de adaptarse al nuevo mercado, así como la crisis económica que se desató a finales de 1994, generaron el contexto idóneo en el que muchas compañías desaparecieron y otras fueron absorbidas por trasnacionales.
Sin duda el Tlcan sí tuvo un impacto en la industria local, lamentablemente uno que provocó pérdidas. En México, las ramas de negocios más afectadas fueron la de bebidas y alimentos, la automotriz y la textil, así como la juguetera que prácticamente desapareció. Y ahora lo más preocupante es que el nuevo tratado no pinta un mejor panorama para la industria mexicana.
Un caso emblemático que refleja el efecto del Tlcan en los hábitos comerciales de los mexicanos es que el involucra a la industria juguetera. El impacto del tratado se puede observarse con la desaparición de Juguetes y Muñecas Ensueño, además de la irrupción de competidores como Mattel, Lego, Hashbro o Fisher Price, la industria mexicana prácticamente quedó extinta.
‘El efecto general del Tlcan lo podemos asociar con ramas completas como la de juguetes, que prácticamente desapareció. Hay ramas como la de textiles que tuvieron que reformularse para poder sobrevivir’, comenta el economista Alejandro Álvarez Bejar, quien explica que en la industria automotriz hubo una destrucción relativa de las empresas mexicanas de autopartes vinculadas con grandes empresas de esa industria, por lo que esas compañías debieron reacomodarse.
Por su parte, Ignacio Martínez Cortés del Laboratorio de Análisis en Comercio, Economía y Negocios, comenta que ‘sumándose con las condiciones internas, de la cual se desprende el impacto del Tlcan, (la modernidad) sí provocó que principalmente comercios regionales tuvieron esa pérdida’.
El caso de las bebidas nacionales no es un caso aislado ya que, con la apertura de los mercados, el consumo de los mexicanos ha quedado en manos de extranjeros. Actualmente hay casas tequileras como Herradura, Jimador, Sauza, Tres Generaciones que fueron adquiridas por grupos internacionales como Brown-Forman, Constellation Brands y Beam Suntory Global.
Con la cerveza pasa lo mismo. La marca más vendida en el mundo es Corona, parte de Grupo Modelo, empresa que ya no es mexicana pues comprada por la compañía belga Anheuser-Busch InBev. Caso similar ocurrió con Cuauhtémoc-Moctezuma que pasó a manos de Heineken International.
Además de las bebidas alcohólicas, la globalización mercantil le arrebató a la industria mexicana empresas y marcas que tienen un lugar bien guardado en el inconsciente de quienes los consumieron. En medio de la vorágine comercial, Comex pasó a manos de PPG Industries, Helado Holanda a Unilever, el agua mineral regiomontana Topo-Chico a Coca-Cola. Otras como Grupo Lorena, con sus célebres dulces Pelón Pelo Rico y Crayón, o La Azteca que producía los chocolates Abuelita, Carlos V y Morelia Presidencial, también dejaron de pertenecer a mexicanos en los últimos 24 años.
Álvarez Bejar menciona que la llegada de inversión extranjera, y sus implicaciones en nuevas instalaciones y desarrollo de capacidades, tuvo un efecto primario en México que ‘fue poner a varios empresarios al borde de la quiebra y amenazarlos con la compra, que al final ocurrió’. El experto recuerda el caso de las grandes cadenas de supermercados, como Aurrera, que fueron tragados por Walmart.
Empresas absorbidas desde el Tlcan:
- Banco Bital (The Hong Kong Shanghái Banking Corporation)
- Banco Serfin (Grupo Santander)
- Grupo Modelo (Anheuser-Busch InBev)
- Cuauhtémoc-Moctezuma (Heineken International)
- Refrescos Yoli (Coca-Cola FEMSA)
- Refrescos Ameyal (Coca-Cola FEMSA)
- Topo-Chico (Coca-Cola FEMSA)
- Banco Inverlat (Scotiabank)
- Don Julio (Diageo)
- Deleón Tequila (Diageo)
- Casa Herradura (Brown-Forman)
- Jimador (Brown-Forman)
- Don Eduardo (Brown-Forman)
- Pepe López (Brown-Forman)
- Sauza (Beam Suntory Global)
- Hornitos (Beam Suntory Global)
- Tres Generaciones (Beam Suntory Global)
- Espolón (Campari)
- Casa Noble (Costellation Brands)
- Comex (PPG Industries)
- Turín (Mars)
- Santa Clara (Coca-Cola FEMSA)
- Servi-bonos (Sodexo)
- Grupo Lorena (Hershey’s)
- Jugos del Valle [Frutsi] (Coca-Cola FEMSA)
- La Azteca (Nestlé)
- Helados Holanda (Unilever)
- Banamex (City Group)
Tal como sucedió hace 24 años, el nuevo tratado comercial repercutirá en diversos aspectos de la economía local. Empresas productoras, manufacturas, de servicios, los intermediarios y consumidores mexicanos tendrán que adaptarse a un nuevo panorama comercial que no pinta positivo para todos.
Martínez Cortés menciona que, para los consumidores, el nuevo acuerdo trilateral traerá una mayor oferta en sectores que antes no estaban negociados, como servicios de digitalización. ‘Esto provocará la creación y surgimiento en el mercado de plataformas que estarán brindando un mayor post-servicio, tanto a mercancías como a bienes intangibles’, para entrar de lleno al ‘internet de las cosas’.
De cara a la implementación del nuevo Acuerdo Estados Unidos-México-Canadá (Usmca, por sus siglas en inglés), Álvarez Bejar prevé un reacomodo en las líneas de producción donde México saldría perdiendo, ya que entre el 25 y 40 por ciento de los productos deben realizarse pagando un salario mínimo de 10 dólares la hora, situación que difícilmente ocurrirá.
Con información de VICE y Sin Embargo.