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San Cristóbal de las casas, Chiapas. 20 de noviembre de 2018.- En San Cristóbal de las Casas, Chiapas, la escasez de agua potable obliga a los habitantes –principalmente indígenas– a saciar su sed consumiendo dos o más litros de Coca-Cola al día. Con el paso del tiempo, este consumo ha disparado los índices de diabetes y obesidad en la zona.
Entre 2013 y 2016 la tasa de mortandad a causa de diabetes aumentó un 30 por ciento en la entidad, ya que para la mayoría de los habitantes de esta zona del país es más accesible, incluso más barato, conseguir una Coca-Cola que una botella de agua natural.
De la zona, la comunidad Tzotzil es de las más afectadas. Según datos del Jefe del Departamento de Nutrición del Hospital de San Cristóbal de las Casas, Luis Alberto Ferrera, cinco de cada diez tzotziles consumen Coca-Cola a diario.
De acuerdo con información de Sin Embargo, la empresa global Coca-Cola, a través de la planta embotelladora local, Femsa, produce y vende sus productos por todo el país. Gracias a un acuerdo con el Gobierno mexicano, Femsa extrae más de un millón de litros de agua potable diariamente.
Al respecto, la directora de Cambio Sistémico e Incidencia Política de la Fundación Cántaro Azul, Margarita Gutiérrez, sostiene que el Estado chiapaneco no provee agua segura a los habitantes de la zona, por lo que Coca-Cola aprovecha el vacío que genera ‘la necesidad de algo que tomar’.
Destacó que los indígenas tzotziles no conocen, ni tienen, otras opciones de consumo de agua, a la parte de estar desinformados para decidir: ‘no saben que la Coca-Cola les causa diabetes, obesidad y que se desgastan los dientes’. Además, llegó en un contexto ‘oportuno’, al grado de que los indígenas la adoptaron ‘de una manera fortísima’ introduciéndola y adoptándola a su cultura.
En Chiapas la Coca-Cola está tan presente que se adornan farmacias y restaurantes, además es representativa porque también se decoran las entradas a los pueblos, se emplea como ofrenda en diversos ritos religiosos y como moneda de cambio.
Al respecto, la curandera indígena María López sostiene que la ‘Coca-Cola es una ofrenda para el trabajo diario y una ofrenda a dios’, e incluso comparó el refresco con el ‘pox’, una bebida tradicional y ritual maya que se elabora con caña de azúcar.
Por su parte, el profesor de Ciencias Sociales de la Universidad Autónoma de Chiapas, Rigoberto Alfaro, argumenta que:
“Con la llegada de la Coca-Cola en botellas de vidrio, las comunidades [indígenas] lo vieron como algo místico, no solo por su forma sino también por su sabor […] como si fuera algo de los dioses, una bebida mágica”.
Además puntualizó que la empresa refresquera ha empleado una estrategia comercial efectiva e interesante: en las ciudades una Coca-Cola tiene un precio, pero en las comunidades indígenas es más barata; incluso, si los habitantes no tienen dinero, la Coca-Cola funge como moneda de cambio: ‘cuando la gente tiene que ofrecer una dote a una persona joven, se la dan en dinero o en su equivalente en botella de Coca-Cola’.
Mientras tanto, la Coca-Cola, por medio de un comunicado de prensa publicado en su página web el pasado mes de julio, asegura desconocer las carencias de agua potable que enfrentan los habitantes de San Cristóbal de las Casas, pero reiteró que ha trabajado con ellos.
“Hemos estado trabajando con ellos durante casi una década para proporcionar tanques de agua comunitarios, recolectores de agua y proyectos de conservación del agua para ayudar a abordar este problema”.
Además, aclara que su embotelladora paga una tasa de mercado establecida y regulada por el Gobierno mexicana y basada en el uso de agua de Chiapas.
“No importa dónde operemos. Evaluamos constantemente la sostenibilidad de nuestro uso del agua y asegurándonos de que nuestro negocio no interfiera con las necesidades de las comunidades locales”.
Con información de Sin Embargo y RT.