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Ciudad de México. 28 de noviembre de 2018.- Los virus son imparables, no conocen la piedad para acabar con la vida de cualquier ser vivo, incluyendo la nuestra y a pesar de la constante actualización de la medicina moderna. Los virus son tan pequeños que se infiltran en cualquier rincón de nuestro organismo, por ende, son una amenaza tan pequeña como mortal.
Lo siguiente se leerá inimaginable, pero es real. Los virus no tienen vida propia, pero infectan a las células para poder sobrevivir y reproducirse. Cada partícula viral consiste en una hebra de ADN o ARN equipada con una envoltura capaz de fijarse a otras células.
Por esto es que resulta importante y vital la función de los anticuerpos que son producidos por nuestro sistema inmunitario, ya que se fijan en las células para impedir que lo virus se adhieran a ellas.
La medicina moderna ha creado las vacunas para combatir a los virus. Las vacunas infectan al cuerpo con una versión minúscula de virus, para que el sistema inmunitario los analice y conozca su funcionamiento, así es como producirá los anticuerpos necesarios para sus futuros combates.
Sin embargo, existen virus que se resisten a las curas desarrolladas por la medicina, logrando provocar consecuencias graves para la salud. Por esta razón, es que brevemente te presentamos a los virus más mortíferos del planeta. Y que, en una epidemia trágico-pesimista futura, podrían acabar con la humanidad.
El Marburgo es un virus que genera fiebre hemorrágica que en el 90 por ciento de los casos termina con la muerte. Entre los casos más famosos, se encuentra la epidemia propagada en 1967 al interior de un laboratorio alemán que estudiaba simios infectados.
El ébola tiene diversos subtipos, pero es un virus cuya primera epidemia se registró en el Congo, África, en 1976. La variedad más mortal es la de Zaire, ya que su promedio de supervivencia es de sólo el 10 por ciento.
El hanta fue descubierto en 1930 y se sabe que es transmitido por pequeños roedores. Sus efectos son devastadores, pues genera fiebre hemorrágica viral con afecciones pulmonares y renales.
Otro virus es el dengue. Se estima que al año se contagian alrededor de 50 millones de personas al ser picadas por un mosquito transmisor. El dengue provoca fiebre, dolor en articulaciones y músculos, dolores de cabeza y vómitos.
La enfermedad del Bosque de Kyasanur comienza de manera repentina con graves hemorragias, fiebre, diarrea, conjuntivitis, mialgias, postración, vómitos, entre otros. Se transmite en humanos, primates, roedores y aves a través de la picadura de garrapatas.
El tifus negro, también conocido como fiebre hemorrágica boliviana, es transmitida generalmente por roedores, ya sea por los alimentos o por el contacto con su orina.
La fiebre hemorrágica Crimea-Congo es trasmitida a través de las picaduras de garrapatas y tiene un periodo de incubación de tres o cuatro días. Entre sus síntomas están la coagulación hepática, hemorragias nasales y del tubo digestivo.
La fiebre de Lassa tan sólo en África provoca alrededor de 5 mil muertes cada año. Entre sus efectos está presentar escalofríos y anorexia.
La gripe aviar fue descubierta por primera vez en Italia hace 100 años. Es extremadamente contagioso en aves, pero requiere de un contacto muy cercano para ser transmitida de los animales a los humanos.
Finalmente, el Junin, virus trasmitido por el ratón maicero. Su tasa de mortalidad asciende a 30 por ciento y provoca conjuntivitis, sepsis y fiebre hemorrágica.
Con información de El Universal.