Claudio Hernández | Acustik Noticias
Nueva York. 9 de octubre de 2018.- La única serie divisional que falta por definirse, es la que todos esperábamos con gran ansia, ya que, se trata de la rivalidad más grande que hay en el mundo del beisbol, Yankees y Boston, sin embargo, y a pesar de que sabíamos perfectamente que los Red Sox habían tenido mejor temporada, ni el más crédulo habría imaginado una paliza de tales proporciones como la que Boston le dio ayer a Nueva York.
Después del empate de los bombarderos del Bronx en el juego 2 de la serie, la afición Yankee estaba más impaciente que nunca en espera del juego 3, sin esperar lo que los patirrojos les tenían preparado, empezando en la segunda entrada, cuando Boston anotaría sus primeras carreras, lo que provocaría que solo un inning más tarde, el dirigente de el conjunto rayado relevó al abridor Luis Severino para traer a Lance Lynn, acción que empezaría la desgracia yankee, ya que no sólo permitió las carreras que Severino dejó en base, sino que embazó más jugadores, logrando dar la vuelta al lineup completo de los Medias rojas.
Posteriormente las cosas no mejorarían para los Yankees, ya que parecía cada entrada era más desastrosa que las anteriores, mientras Boston se cansaba de batear tanto, el abridor por Boston Nathan Eovaldi lucía implacable en la loma, provocando que no sólo Boston tuviera muchas carreras de ventaja, sino que los Yankees no anotaran, terminando el encuentro con un brutal 16-1 en favor de los visitantes, que se presentan como los grandes favoritos a llevarse esta serie y, porque no, la serie mundial.