Por Víctor Hugo Arteaga
ACUSTIK NOTICIAS
CIUDAD DE MÉXICO, 23 de marzo de 2018.- El Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias (INER) cumplió 82 años de existencia y para celebrarlo rindió un homenaje póstumo al doctor Donato G. Alarcón, fundador del Sanatorio para Tuberculosos de Huipulco, antecedente del instituto.
El homenaje en el INER a su fundador, consistió en la develación de un retrato, un busto y en la imposición del nombre del edificio de gobierno, evento presidido por el secretario de Salud, doctor José Narro Robles.
Donato G. Alarcón fue un médico mexicano ejemplar. Nacido en Acapulco, Guerrero, en 1899, arribó a la Ciudad de México para estudiar medicina en la UNAM, donde obtuvo su título profesional con la tesis ‘El diagnóstico temprano de la tuberculosis pulmonar’.
Desde su formación como médico, el doctor Alarcón mostró un marcado interés por la tuberculosis y la neumología. En 1931 publicó un estudio sobre la mortalidad por tuberculosis, el cual le hizo acreedor de la beca Guggenheim para viajar a Nueva York a profundizar el estudio sobre el tratamiento y las campañas antituberculosas.
En 1935, fue escogido para concluir el Sanatorio para Tuberculosos de Huipulco, un proyecto que había iniciado como parte del plan nacional contra la tuberculosis elaborado por Manuel Gea González en 1930.
El diseño y la construcción del Sanatorio, ahora INER, obedeció a una mezcla de las teorías médicas y arquitectónicas de la épica.
Fue erigido en aquellos terrenos debido a su relativo alejamiento y a las cualidades del lugar, en el que el inmueble se edificó con miras a propiciar la recuperación de los enfermos, de ahí que la construcción contará con áreas ventiladas y con solares, ya que la exposición al aire libre con baños de sol era parte de la terapéutica para esta enfermedad.
Durante su historia, el Sanatorio incluso contó con una colonia de convalecientes, quienes una vez curados, no podían reintegrarse a la sociedad. Ahí vivían y cultivaban diversas hortalizas para ayudarse a su manutención.