Rinden homenaje póstumo a la primera actriz, docente y directora Adriana Roel en la Sala Héctor Mendoza
La Secretaría de Cultura del Gobierno de México y el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (Inbal), a través de la Compañía Nacional de Teatro, rindieron un homenaje póstumo a la primera actriz, docente y directora Rosa María Gorbea Osorio, mejor conocida como Adriana Roel, quien falleció el pasado 30 de agosto en Mérida, Yucatán.
Se recordaron momentos, aprendizajes y experiencias de quien fuera una actriz incansable, dedicada durante más de seis décadas a las artes escénicas, al cine y a la televisión.
La directora artística de la Compañía Nacional de Teatro, Aurora Cano, dio la bienvenida a familiares, amigos e integrantes del elenco estable y comentó: “La realidad es que ella había nacido para convertirse en una primera actriz de la escena mexicana. Y creo que ella siempre lo supo o lo intuyó, porque el caso es que Adriana, desde el inicio, decidió no irse por el camino fácil ni rápido, sino hacer todo a lo grande. Es inmensa la cantidad de premios que recibió, resulta sorprendente. Y la Compañía Nacional de Teatro fue su casa desde el primer momento en que se fundó.”
En 1956 ingresó a la Escuela de Arte Dramático del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura, que en ese entonces se encontraba bajo la dirección del maestro Salvador Novo. Durante el homenaje se reveló que, la joven actriz en formación se “coló” como oyente a las clases de Seki Sano, ya que el maestro solo daba clases a alumnos de tercer año y ella deseaba aprender siendo de primero. Debutó de forma inminente en 1957 en el reparto de la obra Los frutos caídos, de Luisa Josefina Hernández. Y se inició como muchos actores en el teatro infantil a cargo de Fernando Wagner.
Su pasión inquebrantable y disposición a adquirir lenguajes teatrales innovadores la llevaron a obtener en 1959 una beca por parte del gobierno francés para estudiar en el Conservatorio de Arte Dramático de París, donde tomó clases con figuras como Jean Perymoni y Jacques Lecoq.
“Ella decía que había tenido suerte con el teatro, pero todos los que estamos aquí sabemos que se necesita mucho más que suerte para participar en más de 50 puestas en escena. Pero en lo que sí podemos estar todos de acuerdo, es en que lo que sí se necesita es verdad”, dijo el actor de número Luis Rábago.
En la CNT se le reconoció como actriz de número desde su reestructuración, en 2008. A partir de ese momento participó en las puestas en escena: Ser es ser visto, Ni el sol ni la muerte pueden mirarse de frente, Edip en Colofón, Natán el sabio, Ilusiones, Coriolano II, El trueno dorado, El infierno, Instrucciones para ir al cielo, Memoria y en la lectura dramatizada La casa de Bernarda Alba.