Santa Muerte, Divino Niño o Jesús Malverde: los criminales también rezan

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Acustik Noticias

Ciudad de México. 24 de noviembre de 2018.-

Si ojos tienen que no me vean/Si manos tienen, que no me agarren/Si pies tienen, que no me alcancen/No permitas que me sorprendan por la espalda/No permitas que mi muerte sea violenta/No permitas que mi sangre se derrame/Tú que todo lo conoces, sabes mis pecados pero también sabes de mi fe/No me desampares/Amén.

De acuerdo con la novela Rosario Tijeras de Jorge Franco, así comenzaba sus días el Rosario antes de salir a asesinar gente en la Medellín sicarial en que vivía. Sus plegarias iban dirigidas al Santo Juez, una figura de devoción que alaban tanto buenos como malos. Esta oración y otros rituales, como besar a sus víctimas antes de matarlas o poner a hervir en agua bendita las balas con las que hacía sus trabajos, la ayudaban, según ella, a salir ilesa de sus encomiendas criminales.

Y a pesar de que ella misma decía que se encomendaba a buenos y malos, su relación con la fe católica a lo largo de toda la novela es innegable. Siempre tuvo en su billetera estampitas de María Auxiliadora y del Divino Niño, no le faltaban tres escapularios: el de las muñecas, para la puntería; el de los tobillos para lograr huir de sus enemigos; y el del pecho, para burlar a la muerte. Al Divino Niño también se encomendaban Pablo Escobar y el general Luis Alfredo Maza. Atentos, viene un spoiler. Al final de la novela, Rosario muere desangrada en un hospital con los brazos en posición de cruz, cual Cristo redentor, a las 15:30 horas.

El simbolismo, la religión y la superstición siempre han estado muy presentes no sólo en el sicariato colombiano, sino en general en la criminalidad latinoamericana. En México el narco le rinde culto a santos propios, como Jesús Malverde o el Santo Niño Huachicolero, así como a personajes que existieron dentro de su historia, como San Heriberto Lazcano, uno de los líderes de Los Zetas, o El Chayo, fundador de la familia Michoacana.

En Argentina, los pibes chorros, jóvenes delincuentes de las villas, le rinden tributo a Frente Vital, personaje mítico de las villas que delinquió desde los 13 años y murió asesinado por un policía. También existen figuras más folclóricas en este país a quienes se encomiendan los criminales como Gauchito Gil o Mate Cosido, una especie de Robin Hood argentino.

Otro caso particular en Latinoamérica es el de la Santa Muerte, a quien le rinden culto desde sicarios colombianos hasta narcos mexicanos, pasando por la pandilla centroamericana Mara Salvatrucha-13 (MS-13), quienes le rinden culto obligatorio a esta controversial figura religiosa como intermediaria entre ellos y Satanás.

No podría saberse con exactitud cuándo empieza esta relación crimen-fe. Quizás ha existido desde siempre como resultado de un instinto de protección, una necesidad de sentirse acompañado y de perder el miedo cuando se está obrando mal, arriesgando de paso la vida propia. Algo que sí se puede afirmar con seguridad es que tanto la religión como el crimen, son frecuencias comunes a través de las cuales resuena el continente.

Ya que en Latinoamérica estos santos son figuras de devoción para la ilegalidad, con información de VICE te presentamos los principales santos y su relación con la criminalidad latinoamericana: catolicismo, superstición, tradición, historia, brujería y sangre: todo en uno.

San Judas Tadeo

En el libro La Virgen de los Sicarios de Fernando Vallejo se lee: ‘Por la gracia de San Judas Tadeo, que estas balas de esta suerte consagradas, den en el blanco sin fallar, y que el difunto no sufra. Amén’.

En Latinoamérica se conoce como el santo de las causas justas o imposibles. Se consolidó como uno de los santos de los criminales colombianos durante la época de la bonanza marimbera y el inicio del narcotráfico en aquel país. En el centro de Bogotá se ubica una pequeña capilla al santo.

San Juditas, como le dicen popularmente en México, es la figura sagrada de moda entre los jóvenes de zonas marginadas de este país que acuden cada 28 de octubre a venerarlo al templo de San Hipólito en el corazón de la Ciudad de México. Aunque ahora es común ver a muchachos inhalando solventes y escuchando reggaetón durante la peregrinación al templo, ese tipo de caminatas para adorarlo se remontan al siglo pasado.

La tumba de Julio Garavito

Ubicada en el Cementerio Central de Bogotá, a diario la tumba del astrónomo y matemático colombiano recibe visitas de prostitutas, ladrones y sicarios. Congregados alrededor de la tumba azul, realizan todo tipo de rituales que siempre incluyen un billete de 20 mil pesos, en el que sale su cara. Las peticiones se relacionan con dinero y ‘trabajitos’. Ingerir alcohol, fumar marihuana o inhalar perico son también parte de los rituales que se practican.

Santa Muerte o Niña Blanca

La tradición oral ubica sus orígenes en Catemaco, Veracruz, a mitad del siglo pasado. Se cuenta que la figura de una esqueleto cubierto con una manta y portando una guadaña se le apareció a uno de los habitantes de aquel poblado y le ordenó que difundiera su culto. Desde entonces esa imagen se ha expandido por todo el país. Aunque tiene un lado oscuro: se cree que la mayoría de la gente que la adora son delincuentes y gente de barrios populares que le piden favores para protegerlos en sus actividades ilícitas.

También conocida como La Niña Blanca, se dice que realiza milagros, pero si no le cumplen con el culto ofrecido, se los cobra con la vida de un ser querido. Por ello, es común ver altares en su honor, con su imagen, rodeada de veladoras, incienso, dulces, bebidas alcohólicas y comida.

El Divino Niño

Esta figura colombiana fue un símbolo protagonista del enfrentamiento a sangre y fuego que tuvieron durante varios años Pablo Escobar y el exdirector del DAS, Alfredo Maza Márquez, quien, irónicamente, ahora está preso en la cárcel y enfrenta una condena de 30 años por participar en la planeación del magnicidio del expresidente Luis Carlos Galán en 1989, junto con el Cártel de Medellín.

Sin embargo, el enfrentamiento entre ambos fue muy mediático en su momento: Escobar usó miles de kilos de dinamita en dos atentados contra Maza, uno de ellos en frente del DAS. Maza aseguraba que salió ileso de estos ataques, y Pablo Escobar decía lo mismo: que el Divino Niño lo había ayudado a escapar de varios cercos de la fuerza pública en ese entonces.

El Santo Juez

Muchos criminales, sobre todo colombianos, lo relacionan con sus encomiendas: le rezan para que no los atraviesen las balas, para hacer invisibles los cargamentos de droga o para esconder las caletas que ocultan en distintos puntos de la geografía colombiana. Es representado con la figura de Jesús crucificado.

Virgen de Aguacatala

También conocida como la Virgen de la Rosa Mística, se ubica en El Poblado de Medellín. Es simbólica en la ciudad porque reúne a la mafia, la delincuencia y a la sociedad tradicional católica en un mismo espacio. La legalidad y la ilegalidad piden al mismo tiempo favores desde 1990, época en la cual la virgen se popularizó porque el narcotráfico y la delincuencia aumentaron los secuestros en la ciudad: familias de secuestrados y secuestradores se reunían a rezar en el mismo lugar.

Virgen de Sabaneta

Es la misma María Auxiliadora, una figura muy popular entre el sicariato colombiano en 1990. Fernando Vallejo la inmortalizó en su obra refiriéndose a ella como Virgen de los Sicarios, el título del libro que publicó en 1994. En aquella época era común ver todos los martes una procesión de mafiosos y sus acompañantes, persignándose ante la virgen y pidiéndole favores relacionados con la ilegalidad.

Gauchito Gil

Este personaje es una figura popular del folclor argentino. Existen tres versiones sobre quién era este hombre que en realidad se llamaba Mamerto Gil. Unos dicen que conquistó una viuda adinerada y luego se fue a pelear la Guerra de la Triple Alianza, y luego fue ejecutado por desertar en otra guerra; otros creen que era un cuatrero del partido autonomista ejecutado por un policía al que le dijo que se iba a arrepentir de ejecutarlo; otros más creen que era el líder de una banda de saqueadores autonomistas que robaban a los ricos y mataban a los liberales.

Jesús Malverde

Este personaje existió en la vida real, fue un bandido de Sinaloa que robaba a las familias ricas del estado hace más de 100 años. Se le conoce como una especie de Robin Hood mexicano, pero desde hace algún tiempo se le ha considerado como el santo de los narcotraficantes en el país. Sus devotos le piden milagros para ayudarlos a cruzar drogas a Estados Unidos, a cambio le colocan altares con alcohol, flores, veladoras y marihuana. En los estados del norte del país su imagen es más reconocida que la de los santos católicos.

Con información de Sin Embargo y VICE.

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