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Ciudad de México. 17 de noviembre de 2018.- El caso de Juan Carlos N, El Monstruo de Ecatepec, sigue dando de qué hablar. De acuerdo a las declaraciones rendidas ante las autoridades, el ahora detenido feminicida aseguró haber buscado protección de ‘espíritus malos’ para evitar ser capturado por la policía, pero fue capturado por no haber entregado el último sacrificio pedido por la Santa Muerte: una mujer embarazada.
Juan Carlos y su pareja Patricia N se encuentran presos en el penal de Chiconautla y son procesados por al menos 10 feminicidios y delitos en materia de inhumación y exhumación, ya que presuntamente los detenidos comercializaban los restos óseos de sus víctimas.
De acuerdo con información de Milenio, el santero Olek Yasikod Boika declaró que Juan Carlos:
“Se desenvolvía en los círculos de santeros, a quienes ofrecían los huesos. Les decía que era panteonero, pero los brujos comenzaron a dudar de él, porque traía bastantes cráneos, dedos, fémures y hasta ofertaba osamentas enteras a 12 mil pesos”.
Además, Juan Carlos también ofrecía los restos en el Mercado de Sonora en la Ciudad de México, en donde hasta ‘encargos’ tenía. ‘Los dedos meñiques los vendía de 350 a 600 pesos, si eran huesos de adolescentes pedía hasta mil pesos por ellos’.
Olek Yasikod explicó a Milenio que la santería cuenta con diferentes ramas, entre ellas, los santeros que trabajan para narcotraficantes, violadores, secuestradores, asesinos y políticos, una rama peligrosa porque se necesitan las energías de los muertos, razón principal del uso de osamentas humanas, ‘ya que es la carga mágica que lleva el caldero’.
“La gente busca riqueza y todo eso. A cambio ofrecen almas inocentes y puras. Su forma es pedirlo a las energías negativas, por lo que ofrecen la vida de una persona, principalmente mujer, porque ellas dan vida y al matarlas niegan la vida a Dios, es decir, que están completamente con el diablo”.
Este es el ramo al que acudió Juan Carlos para pedir protección. Sin embargo, Yasikod asegura que engañaba a los santeros, pues la versión que les hacía saber es que laboraba en un panteón, de donde desenterraba las osamentas para venderlas. ‘Los engañó para que le ayudarán con trabajos de magia negra, a fin de que no lo capturara la policía, pero en realidad quería que no fuera agarrado por sus crímenes’.
De acuerdo con el santero Olek Yasikod Boika, Juan Carlos dijo trabajar en el cementerio de San Lorenzo en Iztapalapa, y que aquellos santeros que lo trataron con cierta frecuencia decían ‘que estaba medio loco porque decía muchas cosas sin coherencia’.
Con información de Milenio.