A cuatro años de la desaparición no podemos pasar página

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Acustik Noticias

CDMX. 25 de septiembre de 2018.- La desaparición forzada de 43 estudiantes es una cicatriz que recuerda la crisis humanitaria en la que el país se hunde.

El caso Ayotzinapa sigue acumulando vacíos, pareciera que quienes continúan en la lucha se encuentran más solos, más olvidados. Se sigue especulando sobre lo que sucedió aquella noche de septiembre de 2014 con los 43 estudiantes; pero ¿Qué pasó después? ¿Qué sigue pasando?

Las familias de los jóvenes desaparecidos, marginadas en el Estado de Guerrero, se han empobrecido más, los que estaban enfermos empeoraron.

En estos años han aparecido nuevos traumas, cada día es un pesar; un nuevo recuerdo, una nueva esperanza que después se desvanece ante las irregularidades, el poco interés y el olvido; de reunión en reunión con servidores, con abogados, con los medios.

Los otros hijos no volvieron a tener las mismas cenas familiares, han visto a sus padres ya cansados seguir levantándose para continuar buscando respuesta, y el Estado, aún no la tiene.

Yo solo quería que amaneciera, impactos psicosociales del caso Ayotzinapa es un informe coordinado por las organizaciones de Derechos Humano Fundar, Agustín pro Juárez y Tlachinollan, el estudios que llevaron a cabo psicólogos y antropólogos en aproximadamente año y medio de trabajo de campo con el círculo cercano de los 43 normalistas, reúne los sentires acumulados de personas que de un día a otro supieron que sus hijos, hermanos, amigos, estaban desaparecidos.

Una de las conclusiones es que prácticamente todos los padres y madres viven al menos dos traumas hasta ahora desconocidos para ellos: la ‘culpa del superviviente’ o el ‘duelo congelado’, que los expertos definen como la imposibilidad de pasar página.

¿Podríamos nosotros pasar página ante la misma situación? ¿Puede el Estado pasar página ante tal fracaso?

¡Nos faltan 43!

Con información de El país y Forbes.

Fotografía tomada de Nodal.

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